lunes, 3 de noviembre de 2014

EL MES DE: Noviembre dulce

Y sin darnos cuenta noviembre irrumpe en nuestras vidas, cuando parecía que el tiempo corría hacia atrás y volvíamos al verano. Cuando parecía que guardar en cajas las sandalias de verano era una equivocación y no estar morena una rareza. Cuando parecía que este año el verano iba a ser infinito y que 2014 sería recordado como el año en el que no hubo invierno. De repente aparece noviembre.


Nos sorprende con luces de navidad tristemente apagadas adornando las calles de Barcelona, y objetos de decoración que te pillan desprevenida en tiendas en las que ayer aún te ofrecían la tumbona de la playa. Noviembre nos pide que saquemos por fin el abrigo y que empecemos los planes de sofá y manta, aunque para mi es un plan de 365 días del año. 


Y para mi noviembre llega en modo de piso nuevo. Como una segunda luna miel, o un segundo primer día de casados. Llega en modo de caos, de cajas de cartón y de maletas sin deshacer. Viene cargado de bolsas de Ikea, de primeras veces, de listas interminables con cosas por hacer. Aparece y consigo trae responsabilidades, planes nuevos y sensaciones geniales. 


Noviembre ha empezado con reencuentros con mis propios recuerdos, con fantasmas del pasado, con viejas fotos en cajas olvidadas, con cajones llenos de ropa de todos los estilos y carpetas repletas de viejos apuntes y cartas de amor. Me ha hecho rebuscar en mi pasado, demostrando que cuando te casas sí hay un cambio, el cambio de tu vida como la conoces hasta el momento. Esas paredes que te vieron crecer ya solo las verás esporádicamente. Las mañanas con ellas dos, riendo, cantando, bailando, peleando o simplemente sobreviviendo, han llegado a su verdadero final. No más buenos días mamá, que te vaya bien el día papá. Nada de llegar a casa, tirarte en el sofá y esperar que la cena se haga sola.


Ahora la cosa es diferente. Bailaré, cantaré, reiré y me pelearé, contigo. Cada mañana será buena, porque estarás tú. Ya no me tiraré en el sofá, ahora cocinaremos nosotros y nos hincharemos comer lo que nos de la gana. Estiraremos la cama cada mañana, como un buen equipo. Compartiremos los pocos calcetines que nuestra lavadora no quiera tragarse, e invadiré tu parte del armario con mi ropa. 
Será a ti a quien le pregunte si me queda bien el vestido, y probablemente saldré hecha un cromo cada mañana, pero con una sonrisa. Probablemente estemos limpiando polvo durante varias semanas, y hasta que no tengamos cocina daremos paseos hasta la pizzería de la esquina. Compartiremos los días buenos, y los grises, y aprenderemos qué significan nuestros silencios.




Noviembre, me encantas, ven y disfrutémoslo!! 








*Imágenes: Pinterest


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